Día de luto y silencio tras la muerte de nuestro Señor Jesucrito

El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

En una tumba de piedra fue puesto el cuerpo de Jesús y aunque contaba con guardia, todo estaba escrito para que ocurriera el milagro que hoy permite al pueblo cristiano una oportunidad de vida.

La quema de Judas, en algunos lugares del interior del país se acostumbra la “quema de Judas”, en alusión a la traición de Judas Iscariote, quien entregó a Cristo por treinta monedas de plata. Básicamente se trata de la quema de un monigote hecho con trapos, previo la lectura de un “testamento”, redactado con sátira e ironía.

Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua.

Este sábado, recorren las calles de Guatemala, procesiones que emanan el luto y la soledad de una madre tras perder a su hijo. La virgen María acompañada de María Magdalena y San Juan.

En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.

El Sábado Santo es un día de luto y silencio por la muerte de Cristo. Ese día no se celebra la eucaristía, al igual que el Viernes Santo. La comunión puede darse solamente como viático.

La viatica se conoce principalmente por ser la administración de la comunión a los moribundos para que los ayude al partir de la vida terrena. El Viático es un sacramento específico para moribundos, aunque para tomarlo es preciso que estén lúcidos. Es distinto a la comunión dada a los enfermos. Esta costumbre nace en los primeros siglos del cristianismo, donde era muy apreciada. La recomienda el Primer Concilio de Nicea del año 325: “que, si alguno saldrá de este mundo, no se le prive del último y más necesario viático”. Ya los primeros cristianos acostumbraban a llevar la Comunión a los que iban a morir martirizados.

Cuando contemplamos la imagen de la virgen María, madre de Jesús, que hoy recorre las calles con los fieles católicos, se muestra su dolor y tristeza; pues aunque ella conocía el propósito, también se debe mencionar que sintió el dolor de una madre, mientras su hijo era crucificado en la Cruz del Calvario.
Tampoco se celebra el matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la penitencia y la unción de enfermos.

Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Jesucristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. También se recuerda la soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del apóstol Juan.
Como no puede celebrarse la misa durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles laicos. pasará por CM

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