Reconozca el síndrome del nido vacío, cuando los hijos se van de casa

Las fiestas de fin de año en ocasiones son utilizadas por los hijos, para despedirse de sus padres e iniciar una nueva etapa en sus vidas, la independencia o para ir a la universidad por ejemplo o bien porque deciden contraer nupcias en estas fechas.

Y aunque, lo que es el deseo de los padres ver a sus hijos realizados y construyendo una nueva vida.  La tristeza, desolación y vacío son solo algunos de esos sentimientos que inundan a los padres luego de la partida de un hijo.

El síndrome del nido vacío afecta a los padres tras la partida de sus hijos

  • Experimentan tristeza, ansiedad y sensación de pérdida.
  • Puede impactar en la relación de pareja y ser amplificado por la jubilación o la menopausia.
  • Los psicólogos recomiendan redefinir relaciones y buscar nuevos intereses personales.

Este síndrome del nido vacío representa una transición importante en la vida familiar y puede generar cambios en las relaciones con los padres:

  • Ayuda a comprender el impacto emocional en la vida de los cuidadores.
  • Ofrece claves para mejorar el bienestar emocional en una etapa de cambio.
  • Requiere de estrategias y apoyo emocional para manejar la nueva dinámica familiar.

Una nueva etapa en la vida de la familia

Cuando los hijos crecen y dejan el hogar familiar para ir a la universidad o independizarse, muchos padres experimentan un cúmulo de emociones que pueden incluir tristeza, ansiedad y un profundo sentido de pérdida.

Este síndrome también puede verse intensificado por otros factores como la edad, la jubilación y la menopausia, que a veces coexisten en esta etapa.

Síntomas del síndrome del nido vacío

Los padres que experimentan el síndrome del nido vacío pueden sentir una mezcla de emociones. La licenciada Bruzzo describió algunos de los síntomas que pueden padecer:

  • Sentimiento de pérdida, junto con nostalgia, tristeza y un profundo vacío, “añorando los tiempos pasados cuando en la casa había más personas, movimiento y bullicio”, dijo la psicóloga.
  • Preocupación por los hijos: a medida que ellos comienzan sus propias vidas y toman decisiones como personas independientes, los padres suelen sentirse ansiosos por su bienestar.
  • Cambios en la rutina, los padres ya no tienen que ocuparse de las necesidades de sus hijos ni de sus actividades.
  • Anhelo, por volver a tenerlos en casa para recuperar la cercanía.
  • Soledad, sensación de falta de compañía porque estaban acostumbrados a su constante presencia.

Aunque los sentimientos de tristeza y pérdida son naturales, existen estrategias que pueden ayudar a los padres a adaptarse mejor a esta etapa de la vida.

  • Aceptar y reconocer las emociones: como un ser humano enfrentar estos sentimientos es valedero, viva esta etapa y no se reprima.
  • Redefinir la relación con los hijos: se debe aprender a disfrutar la nueva relación con los hijos ya como adultos, sin invadir su espacio, por lo que la nueva relación refuerza los lazos de una manera diferente.

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