Medidas de prevención contra la enfermedad de mano, pie y boca altamente contagiosa
Para prevenir la enfermedad de mano, pie y boca (EMPB), la Dirección de Epidemiología y Gestión de Riesgo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) comparte información sobre esta infección viral, que afecta principalmente a la niñez, pero también puede presentarse en adolescentes y adultos.

Es importante tomar en cuenta, que algunos médicos diagnóstica varicela, sin embargo, el MSPAS, informó acerca de la afección.
La EMPB se transmite con facilidad. Aunque en la mayoría de los casos es leve y desaparece sola, se requiere atención médica para evitar complicaciones. En el ámbito clínico suele
denominarse “infección por coxsackievirus”, uno de sus principales agentes causantes.
Síntomas:
Entre los signos más comunes se encuentran:
• la fiebre,
• llagas dolorosas en la boca y
• un sarpullido con ampollas en manos, pies y, en algunas ocasiones, en la zona del pañal.
En algunos pacientes también aparecen lesiones en rodillas, codos o glúteos. Estas manifestaciones suelen durar entre tres y cinco días y desaparecen sin dejar cicatriz. Se registran más casos entre las edades de 1 a 9 años. Transmisión
El contagio puede producirse a través de la saliva, secreciones nasales, líquido de las ampollas, heces o por contacto con objetos contaminados, como juguetes o utensilios.

Prevención:
En el hogar y la escuela se recomienda: el lavado frecuente de manos con agua y jabón, la limpieza y desinfección de superficies y objetos de uso común que puedan estar contaminados.
Manejo de la enfermedad:
Las acciones básicas para el cuidado incluyen:
• Reposo: facilita la recuperación.
• Hidratación: beber abundantes líquidos para prevenir la deshidratación, sobre todo si hay dolor al tragar.
• Evitar irritantes: no consumir bebidas ácidas ni alimentos que empeoren las molestias bucales.
• No automedicarse.
Signos de alarma:
Es fundamental acudir a los servicios de salud de inmediato si se presenta fiebre alta que no cede con medicamentos, convulsiones, rigidez en cuello, brazos o piernas y signos de deshidratación.
Con medidas simples pero constantes, las familias pueden reducir el riesgo de propagación y proteger la salud de los más pequeños.
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